Tercer film de Hitchcock pero segundo del que hablo ya que The Mountain Eagle no se conserva ningún ejemplar. Como en The Pleasure Garden, Hitchcock vuelve a contar con Baron Ventimiglia como director de fotografía y A Eliot Stannard como guionista, esta vez adaptando la novela de Belloc-Lowndes titulada The Lodger. En España la película fue titulada El enemigo de las rubias.
La historia se puede considerar más al estilo del director, y es algo que se puede ver desde el comienzo, ya que empieza con un asesinato pero que no se ve en primer plano, como ocurre en Rope. En esta película nos situamos en Londres, que está sufriendo una serie de asesinatos de mujeres rubias, asemejado con Jack el destripador. Bajo este contexto un hombre llega a una casa para convertirse en inquilino de una habitación. El muchacho pronto será considerado sospechoso por su comportamiento un tanto extraño, pero la hija de la casera, prometida del policía que investiga los asesinatos, lo protege a toda costa.
Para el papel del inquilino, Hitchcock pudo contar con una estrella británica del momento, Ivor Novello. Y para interpretar a Daisy contó con June Pritt, o como a ella le gustaba que le llamasen y así aparece en algunos créditos de sus películas, June. Por contar con una estrella, el director no pudo dejar el film como a él le hubiera gustado, ya que el director quería dejar al público con la duda de la inocencia o culpabilidad del inquilino. Pero desde el estudio no le permitieron hacerlo, así tuvo que dejar claro que la inocencia del protagonista.
Como he dicho el estilo de la historia se asemeja mucho a lo que a él le gustaba, y se nota, porque ya se empieza a ver ese toque peculiar. Con el asesinato del principio, con una madre (la casera) dominante que pronto intentará poner a la hija en contra del protagonista, ya se empieza a jugar con el humor negro y con el contenido sexual, y por supuesto un recurso que utilizó innumerables veces, un hombre inocente acusado de un delito.
En cuanto al humor negro se puede ver en una escena, en el que salen unas bailarinas en un vestuario y las morenas se ríen de las rubias, ya que ellas están seguras por su color de pelo, y a su vez, hay rubias que deciden protegerse poniéndose pelucas, ocultando su color original.
Con respecto a las escenas con contenido sexual, no me refiero a explícito, sino implícito, Hitchcock juega entre la atracción del sexo y la muerte, y al igual que antes, esto se puede ver en varias escenas. Una de ellas, sería en la que se ve a Daisy duchándose, y la mano del inquilino en la puerta del baño, como si quisiera abrirla, esta escena está realmente bien montada. Y hay otra, en la que el policía le dice a Daisy que, “cuando le ponga la soga al vengador, le pondrá a ella el anillo”, y a continuación de esto le coloca unas esposas, a su novia. La esposas vuelven a aparecer, cuando el inquilino es esposado y arrestado, y tiene que huir de una muchedumbre enfurecida, y acaba quedando colgado de una valla por las esposas.
Lo interesante de la película, o por lo menos para mí, es que no se centra en quien es el asesino, no hace falta saber cual es aspecto. El film trata de cómo los asesinatos afectan a los personajes retratados. Un hombre acusado injustamente, un policía que acusa a un inocente por celos, una mujer que protege al máximo sospechoso porque desde el primer momento que lo vio quedó prendada de él y una madre sobre protectora que intenta proteger a su hija de un peligro que solo ella ve. De las cuatro películas mudas que he visto de este director esta sin duda es mi preferida y la que encuentro de mayor nivel visual, y si alguien se anima a ver alguna yo recomiendo esta sin duda, hablo de los films mudos, los sonoros son otra cosa.
Igual que en The Pleasure Garde, la película intentó ser saboteada por Graham Cutts, director con el que trabajó Hitchcock en sus inicios. Y en el visionado de los productores, C.M Woolf tuvo la misma opinión que con el anterior film, que no se entendía, así que prohibió su distribución. Pero al tiempo Michael Balcon, salió a salvarlo, y contrató a Ivor Montagu, para viera la película y propusiera unos cambios. Montagu quedó impresionado con la técnica de Hitchcock y propuso algunos cambios que el director aceptó, entre ellos reducir los carteles de más de trescientos a unos ochenta, al final The Lodger fue todo un éxito. Pero Hitchcock en uno de sus momentos de poca gratitud, no le reconoció ningún merito a Ivor Montagu, él se lo atribuyó todo.
Y ya para finalizar, y como última anécdota, el primero de los muchos cameos que hizo Hitchcock empezó en esta película, aparece muy al principio en una oficina del periódico.
Esta no la he visto... aunque la verdad, de las primeras pelis de hitch que he visto, antes de llegar a eeuu, no me emocionó demasiado ninguna... creo.
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