lunes, 1 de agosto de 2011

Yo sé mucho, poquito o nada de... Eduardo Noriega

Hablando con el Sr. Kaplan sobre esta idea, sus palabras fueron: "cuando escribes sobre un actor que te gusta, las palabras salen solas". Asentí y disentí al mismo tiempo. Me quedé pensando si escribir sobre el hombre o sobre el actor y llegué a la conclusión de que no sé lo suficiente de ninguno de los dos. "Quién soy yo para escribir sobre alguien", pensé. Sobre el actor no puedo escribir: yo no sé de cine, no sé de directores, ni de guiones, ni de fotografía, ni de arte, ni si las pelis fueron taquilleras o no, ni el contexto en el cual fueron filmadas ¿Y del hombre? Menos que menos. No es mi amigo, ni mi hermano, ni fue mi compañero de trabajo, ni compartí experiencias personales con él ¡Qué atrevimiento el mio!

A punto de abandonar, volví a mis comienzos y pensé en el objetivo de estas lineas: que fueran un regalo. Yo quiero regalarle estas lineas a Eduardo Noriega. Al hombre y al actor, de los cuales como ya dije no sé nada. Pero como de la nada se sale hacia adelante seguí escribiendo sobre lo que sí sé.


Del hombre, sé que tuvo un gesto increiblemente generoso conmigo del que nunca voy a olvidarme. Un tipo sencillo, como cualquiera. Generoso. Amable. Puso en jaque mi capacidad de asombro y ganó. Pero la que más ganó fui yo, sin ninguna duda.
Del actor, no sé si actua bien o mal, sólo sé que le creo. Lo veo médico, traficante, guerrero, ladrón, amante y son todos Eduardos distintos. Me lo creo. Lo veo creativo, arriesgado.
Se me hace que Eduardo no es actor, se me hace que trabaja de actor, quizá me equivoque, es una percepción muy mia. Y ese trabajar de y no ser, le permite entrar y salir, ponerse el traje de actor y sacárselo, como un obrero que se saca su uniforme de trabajo.
Yo vivo en Buenos Aires, no saben el esfuerzo que hago para conseguir pelis de Eduardo Noriega. El tipo que me atiende en el videoclub me ve entrar y quiere escaparse por la salida de emergencia. Se las pido en castellano, ingles, frances, catalán, pero me las consigue y yo feliz.
Yo no se nada de casi nada. Se poco de muchas cosas y mucho de pocas. Y Eduardo cae dentro de la regla, de la primera. Pero aun así me arriesgo y escribo, a pesar de las cosquillas que siento en la barriga. Con respeto. Porque le creo cuando actua, por arriesgarse y por su don de gente, va este regalo.
De aquí en adelante iré posteando con el Sr. Kaplan 6 pelis de Eduardo Noriega. Tuve que elegir y me costó un montón. Quizá otro dia nos ocupemos de las que quedaron fuera.


1 comentario:

  1. Gracias a ambos por esta nota. Primero porque realmente "la invitada" escribe muy bien y segundo porque siempre me emociona cuando alguien más siente lo que yo siento en una sala de cine.
    No sé si se de cine, sé que lo miro, lo escucho, lo respiro y lo vivo y mientras las luces están apagadas y la historia pasa frente a mí, es mía.
    Me parece que el cine tiene un elemento técnico que es importante, que podés reconocer aspectos de la narrativa, de la estética del sonido, pero todo eso no sirve si no te cuenta algo que te mueva.
    La idea de conocer y no conocer a un actor es un poco el planteo del star system del que hoy nos quedan requechos, pero está ahí, ese juego de que esa persona que nos hizo sentir tanto tiene que existir. Y existe, en la pantalla de nuestra casa y compartimos dos horas intensas con él/ella.
    Saludos y gracias de nuevo

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