Guy (Farley Granger), un joven tenista, conoce en un tren a Bruno (Robert Walker), un fan del deportista y que no lo dejara tranquilo durante el viaje. Tras una conversación, Bruno le propone a su acompañante un macabro plan para acabar con los problemas de cada uno, y es realizar un doble asesinato, cada uno se ocupará de la persona que molesta al otro. Guy le sigue la corriente, creyendo que Bruno está loco y bromea, pero pronto descubrirá que el plan iba bastante en serio.
La película empieza de una forma brillante, sin ver a los protagonistas, tan solo sus pies, caminando cada uno en uno en un sentido, para a continuación ver un cruce de caminos en las vías del tren y terminar viendo como ambos pies se chocan, siendo el punto en el que los personajes se conocen.
A partir de ese gran comienzo, nos introducimos en una historia agobiante para el protagonista, con las múltiples escenas de enfrentamiento entre Bruno y él, donde uno ya ha llevado a cabo su parte del plan, y quiere que el otro cumpla con la suya. Es la típica historia, del hombre común metido en uno problema de gran magnitud y del que le será difícil salir.
Los actores protagonistas están muy bien seleccionados, para mí, Robert Walker es uno de los mejores villanos de la filmografía de Hitchcock, con esa mirada de niño malo y sus pensamientos macabros de como conseguir el crimen perfecto. El director prefería a William Holden en el papel de Guy, por ser más corpulento que Granger, pero a mí este me gusta, por la apariencia de débil e inseguro. En los papeles femeninos, tenemos a Ruth Roman, una de las tantas actrices impuestas por los estudios, y también está una jovencísima Patricia Hithcock, hija del director, que tiene un personaje un poco desquiciante, que está todo el tiempo haciendo conjeturas y preguntando.
En resumen, Strangers on a Train, es una de las obras imprescindible del director, donde se hace latente que él era el autentico genio del suspense. Y a partir de esta película, salvando la que viene la semana que viene, nos queda por ver la mejor época de la filmografía de Hitchcock.
Cameo de Hitchcock en Strangers on a Train |
"Strangers on a Train" me vuelve loco, me encanta. De toda la filmografía de Hitchcock probablemente no sea la más destacable pero siempre que hables con alguien te dirá que tiene cariño hacia esta obra, pues de hecho su escena final con el tiovivo descarrilando es inolvidable, así como la escena en que Robert Walker es incapaz de contener su furia y a punto está de estrangular a una mujer.
ResponderEliminarLe tengo muchísimo cariño, no me canso de verla, no comprendo por qué, en cierto modo Woody Allen se alimentó del ambiente retratado por Hitchcock para elaborar la clase británica burguesa en su "Match Point".
De nuevo fue un placer leer su crítica señor Kaplan, veo que como yo también es aficionado a Hitchcock. Daría mi brazo por traerlo de nuevo al mundo xD.
Un saludo.
Es así, es esa película de Hitchcock a la que todos le tenemos un especial cariño, por esa historia tan fascinante, y esos personajes, sobre todo el interpretado por Robert Walker, que es increíble.
ResponderEliminarUn saludo Francisco Manuel.